La reciente programación y emisión del documental de Fernando Arroyo, ‘La gran ola’, ha refrescado las posibilidades de repetición de un tsunami que acabe afectando a las costas de Huelva y Cádiz de forma desastrosa.
Los científicos y especialistas que participan en el documento audiovisual no se atreven a poner fechas y mucho menos a un asunto geológico pero advierten de que a pesar de la certeza de repetición de un gran terremoto como el de Lisboa de 1755 pocas o ninguna medida se ha tomado en lo que a información de la población se refiere.
Por no hablar de la implementación de normativas de construcción específicas, como existen en Japón o en otros lugares. Huelva está expuesta a todo. Porque no se ha hecho nada. Tampoco informar a la población sobre qué debe hacer en caso de tsunami o señalizar las zonas para facilitar una hipotética evacuación.
Al margen de las advertencias y certezas que se narran en el documento están apareciendo estudios que obligan, cuando menos a tomarse en serio esta amenaza.
En 1969, hace cincuenta años, un terremoto afectó a las costas de Portugal y Huelva. Fue el último sismo con víctimas registradas que ha afectado a la provincia onubense. El seísmo de Cabo de San Vicente de 1969 fue de magnitud 7.3 en la escala de Richter y de intensidad VII en la escala de Mercalli que se produjo el 28 de febrero de 1969 a 200 km al suroeste de Cabo de San Vicente, y se dejó sentir en Andalucía Occidental y Sur de Portugal. Con esta intensidad ya deben saltar las alarmas de posibilidad de un tsunami pero en Huelva ni las hay ni se las espera.