Aunque la asistencia social referente a los niños expósitos en toda la zona perteneciente al antiguo Marquesado de Ayamonte, y aunque Isla Cristina no formara parte del mismo, se gestionaba a través de la Casa Cuna de Ayamonte, fundada en el siglo XVII, las distintas localidades tenían fórmulas estipuladas para poder atender a este sector de la población que era normalmente abandonado por sus familias, bien por no poder atenderlos o por ser hijos habidos fuera del matrimonio, algo fatal para la mentalidad de la época.
En Isla Cristina existía en 1840 una Comisión Local compuesta por el alcalde, Ventura Pascual; el párroco, José Mirabent; el médico, Antonio Vázquez; y José Milá, como depositario, y José Roselló, como secretario de la misma.
Ellos eran los encargados de atender el cuidado de estos niños, bien a través de la contratación de nodrizas o familias que acogían a estos menores y que recibían cierta cantidad de dinero por mantener a esos niños.
En otro de los cuadernos expuestos se pueden ver las cuentas satisfechas a una nodriza, hasta que falleció el bebé y, por tanto, dejó de amamantarlo, o la cantidad dada a una familia por tener a su cargo a una niña.
Las comisiones locales procuraban por todos los medios la inserción en familias de estos niños abandonados por las propias familias biológicas, y en caso de no conseguirlo, se derivaban a la Casa Cuna ayamontina.